Vivir la vida con Felicidad

Feb 6, 2023 | Novedades, Testimonios

Marlene Buriticá es colombiana y desde Medellín, donde vive, nos cuenta su historia como usuaria de implante coclear. Próxima a cumplir 70, con cuatro nietos y otro en camino, eligió un apodo que la representa: Felicidad.

Sin diferenciar en qué lugar del mundo se encuentren, los usuarios de dispositivos implantables viven los mismos sentimientos, dudas, miedos y alegrías una vez que reciben el diagnóstico, mientras esperan y reciben sus implantes y cumplen con la rehabilitación.

Por eso, cuando Marlene Buriticá nos escribió desde Medellín, Colombia, donde nació y vive, para compartir su historia, la alegría fue total. Porque como miles de otros usuarios o candidatos, superó sus propias limitaciones y siempre se animó a más.

Sin preámbulos, esta colombiana simpática y solidaria se presenta así: “Me llamo Marlene Buriticá, uso el apodo ´Felicidad´ y mi foto es una carita feliz que lleva un IC en su oído. En las redes sociales me encontrarán como Marlene Felicidad”.

Próxima a cumplir 70 años en junio de este año y viuda hace 20, es ama de casa, mamá de cuatro hijos -dos varones y dos mujeres- y abuela de cuatro nietos, que pronto serán cinco, con la llegada de Lorenzo.

Marlene comenzó con problemas auditivos a los 14 años. A los 18, ya en la universidad, cuando la pérdida se profundizó, recibió el diagnóstico: otoesclerosis bilateral heredada de su madre. A los 20, por consejo de su especialista le realizaron una estapedectomía del oído izquierdo -intervención quirúrgica con el fin de extirpar el estribo y cambiarlo por una prótesis- que no resultó y perdió la audición de ese oído de forma total. De inmediato, comenzó a usar audífono en su oído derecho.

Los años fueron pasando y como la enfermedad de Marlene es progresiva, a los 57, sólo tenía el 5% de audición del oído derecho, el único que funcionaba.

“Por medio de mi Seguridad Social fui a consulta con un otólogo y por primera vez en la vida escuché: ´usted es candidata al implante coclear´, y me dio la orden para iniciar todos los exámenes respectivos. Al año exacto ya estaba en la sala de cirugía con mis cuatro hijos esperando mi muy anhelado deseo de volver a escuchar por medio de un oído biónico, mi implante coclear. ¡Qué gran bendición!”, recuerda esta abuela alegre, positiva, que adora leer y escribir.

Con 12 años de implantada, nuestra amiga colombiana comparte parte de su secreto, que se reduce a la siga POC: paciencia, optimismo y constancia. Conceptos que aplica “en el largo proceso de rehabilitación, para poder disfrutar al máximo los grandes beneficios que nos aporta el implante coclear».

 

Momento de calibrar

Consciente de la importancia esa etapa, Marlene comparte un texto que envió a todos sus amigos para contar cómo escuchó por primera vez, con su oído biónico.
“Hagan de cuenta que los acaba de llamar por teléfono un legítimo chino, te está llamando desde un pueblito de la mismísima China; te habla desde una improvisada cabina telefónica con muy mala acústica y para rematar te habla en chino puro, muy rápido y por un micrófono de los que existían en los años en que inventaron la radio. En resumen: no entiendo nada, oigo ruidos en todos los matices, escalas y colores.

Cuando hablo, siento mi propia voz, pero allá metida quién sabe en qué lugar del Cañón del Colorado y quién sabe con qué megáfono y desde qué distancia porque no me entiendo ni mu; pero me oigo, es mucho el logro… pasé de la oscuridad total a un rayito de luz y creo que a medida que me voy acostumbrando a oírme, cada vez mi voz se va volviendo más nítida. ¿Cómo les parece?”

Siempre alentada por su audióloga, su familia y sus amigos, continuó sin descanso con la terapia auditiva verbal que, explica, es el 80% o más del éxito del implante coclear.

“Tuve dos años de terapias auditivas verbales cada ocho días con un terapeuta, y todos los días en casa o donde me encontrara ponía a mis hijos, familiares o amigos a que practicáramos las tareas que me ponía mi terapeuta y puedo garantizar que funciona”, recuerda todavía emocionada.

Siempre viendo el vaso medio lleno, Marlene asegura que ama su implante coclear. “En la actualidad, millones de personas hipoacúsicas podemos oír gracias al implante coclear. El implante hace que nuestra calidad de vida sea cada vez más independiente, sociable, participativa y feliz”.

Y sin dudas, así resulta para esta colombiana de pura cepa que firma todo lo que escribe con su nombre y su seudónimo: Marlene “Felicidad”.

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