Se llama Scubility y lo pueden practicar grandes y chicos. Hablamos con Connie Buzzetti, instructora especializada y con Catalina, su sobrina de 10 años, implantada bilateral y fanática de esta actividad.
Practicar buceo, dicen los que saben, genera satisfacción y felicidad. La tranquilidad del agua hace que las personas se sientan cómodas, felices y fascinadas por el mundo subacuático que las rodea. Otra gran ventaja de esta actividad es que para las personas con alguna discapacidad no hay diferencia: todos somos iguales al bucear.
“Las persona con hipoacusia son buceadores sin ningún tipo de limitación, en su gran mayoría.”
“No consideramos a las personas con hipoacusia como buceadores Scubility, como llamamos al buceo adaptado, salvo que tengan alguna otra condición que pueda afectar su desempeño o toma de decisiones en el agua”, explica Connie Buzzetti, instructora y miembro de la Asociación de Buceo Argentina (ABA).
Con conocimientos básicos de LSA en caso de que el alumno no se pueda comunicar verbalmente y para asegurarse que comprenda perfectamente las instrucciones una vez que están bajo el agua, Connie cuenta que para sumergirse sí es necesario contar con el certificado médico o del cirujano y/o otorrinolaringólogo que autorice a relizar la actividad.
“Necesitamos estar seguros que puedan realizar las maniobras de compensación de los oídos para poder sumergirse, entonces es muy importante que el médico nos diga si físicamente el participante no tendría problemas”, surbraya Buzzetti quien también dirige su propia escuela Posadas Buceo, en Misiones, y es formadora de instructores.
¿Desde qué edad se puede bucear? Hay cursos de snorkel desde los 8 años y de buceo, a partir de los 10.
Realizado el entrenamiento y compendidas las señas básicas llega el gran momento, es tiempo de sumergirse.
Aunque no es necesario que los usuarios de implante coclear buceen con sus dispositivos, escuchar los sonidos debajo del agua es una experiencia única.
Para lograrlo, el accesorio Aqua+ es ideal, porque permite a los usuarios sumergirse hasta tres metros de profundidad durante dos horas y disfrutar a pleno de esta conexión única con la naturaleza.
En primera persona
Instalados en Punta del Este, Uruguay, desde hace dos años, el matrimonio argentino formado por Mandy Buzzetti, hermana de Connie, y Federico Alfonso, son papás de Catalina (10 años), implantada bilateralmente desde hace nueve.
Fanáticos de la natación y el buceo, Cata, como la llaman en la familia, es una gran buceadora, que saca provecho del Aqua+. “En Argentina solo lo usaba para la pileta, en el verano, y para natación, en cambio ahora vivo en la playa, y lo uso mucho más. Nado desde muy chica, y antes de implanarme ya me encantaba meterme a la pileta”, cuenta.
Como es una actividad que todos aman, también sirve para hacer proyectos juntos. A medida que vaya creciendo, Mandy y Federico aspiran a viajar todos juntos para bucear en familia y para que Catalina vaya ganando más experiencia. ¿Próximo objetivo? “Quiero empezar a hacer surf”, dice, imparable, Cata.