Emma Marioni tiene 4 años y vive con sus papás y su hermana, Josefina. Implantada de manera bilateral, la niña avanza en su rehabilitación de manera asombrosa.
La pequeña Emma adora que le lean cuentos, también disfruta de la música y de jugar con su hermana, Josefina, y sus primos. ¿Su lugar preferido? La plaza cerca de su casa, en Villa Luro, en la ciudad de Buenos Aires.
Sociable e inquieta, progresa paso a paso aprendiendo más y más palabras, proceso que comenzó cuando, luego de ser diagnosticada con hipoacusia bilateral severa/profunda, recibió sus implantes cocleares. En ese momento tenía dos años.
“A lo largo del tiempo, notamos como disfruta de la música, le encanta bailar, cantar; como puede comunicarse hablando y lo contenta que se pone al ver que le van saliendo palabras nuevas”, cuenta Joel, su papá.
Agradecido a quienes los orientaron y los asesoraron después de recibir el diagnóstico –“excelentes personas y profesionales que Dios puso en nuestro camino, como el Dr. Eduardo Hocsman y su equipo; Natalia Rossi y Clarisa Denham”-, la familia no para de asombrarse con los avances de la pequeña.
“Emma se adaptó tan rápido al uso de sus implantes que trajo esperanza y también alegría. Ver cómo de a poquito ella misma muchas veces pedía que se los pongamos; cómo iba reconociendo y descubriendo los sonidos y respondiendo rápidamente a su nombre nos mostró que íbamos por el camino correcto”, reflexiona Joel.
Por eso, sostienen que, como papás, desean que la dulce Emma pueda forjar una personalidad segura, que no sienta limitaciones y se desarrolle en lo que le guste. En definitiva, que sea feliz.
Según afirma Joel, el haber implantado a su hija, teniendo que superar la cirugía, “que sabemos puede traer dudas, miedos y temores, fue la mejor decisión que pudimos haber tomado y no nos arrepentimos ni por un instante”.
Después del “baldazo” que implicó recibir el diagnóstico, se hicieron más fuertes como familia. “Lo que vivimos vino acompañado de un aprendizaje profundo en la relación con nuestros hijos, por la dedicación extra que tenemos que poner en marcha para sacarlos adelante. Nos sentirnos afortunados y privilegiados”.
Con un mundo que descubren día a día, Emma y su familia están convencidos que lo mejor, está por venir.