Ama la música, es fanático de la movida tropical y de Luciano Pereyra. Gracias a su dispositivo Baha, Guillermo Galván, hipoacúsico y no vidente, logró grandes avances en su comunicación.
Quizá por esa conexión especial que podemos desarrollar con los animales, Guillermo Galván, fanático de los caballos, espera ansioso cada vacación para disfrutar largos recorridos y sentirse un verdadero jinete.
A los 39 años y desde hace 14, usa el dispositivo Baha, que le ayudó enormemente a poder comunicarse, porque Guillermo es hipoacúsico y no vidente.
Carmen, su mamá, cuenta que nació con problemas óseos, no se formaron correctamente los conductos auditivos y eso desencadenó su sordera.
Siempre acompañado por su familia -formada, además de por su mamá y su papá, por César, de 42, su hermano mayor, que vive en el sur y tiene dos hijos, y por Karina, de 36, que vive muy cerca de su casa y es mamá de dos nenas-, Guillermo fue ganando sus propias batallas.
Usó audífonos durante seis años pero poco le servían. Por eso, cuando alguien de la Mutualidad les comentó sobre la existencia del Baha y las mejoras que generaría para Guillermo, Carmen y el resto de la familia no dudaron.
Superados los estudios y trámites de rigor, en 2009 le realizaron la cirugía en el Hospital de Clínicas. “Salió todo perfecto y, al mes siguiente de la operación, le encendieron el procesador”, cuenta la mamá de Guillermo, quien enseguida se acostumbró al dispositivo y, coqueto, le gustó, además, que podía cubrirlo con el pelo.
Fanático de la música tropical y de Luciano Pereyra, a quien logró conocer, estudia en una escuela especial en CABA, a la que se traslada desde González Catán, donde vive junto a sus padres.
Más allá de las dificultades que se le presentaron en la vida, Guillermo Galván sigue adelante y, junto a su familia, peleó por lograr todo lo necesario para mejorar su comunicación. Paso a paso, fue consiguiéndolo.
Carmen está convencida que la elección que hicieron para su hijo fue la correcta. Por eso, se emociona al recordar todo el proceso que atravesó Guillermo y, basándose en su experiencia, afirma que no hay que tener miedo. En sus propias palabras, sostiene que “es un gran paso que cambia la vida y la comunicación con la gente, tomen la decisión. La recuperación es rápida y vale la pena”.
¿Cómo funciona el Baha?
El dispositivo funciona a través de la “conducción ósea”, es decir, el hueso actúa como un paso para el sonido y este va directamente hacia el oído interno. Esto significa que no importa si el oído externo o medio no funcionan normalmente. Por eso, es indicado para candidatos con problemas en el oído externo (malformaciones de conducto, supuración persistente, etc.) o de oído medio (disgenesias, colesteatoma o sus secuelas quirúrgicas, etc.).
Consta de un procesador del sonido que se une a un pequeño implante de titanio que se coloca el hueso detrás de la oreja. En resumen, el sistema BAHA ofrece una solución a las personas que requieran amplificación auditiva pero que tienen problemas en el canal auditivo externo o en el oído medio. Pueden haber nacido sin un canal auditivo incompleto (digenesia o malformación) o padecer una supuración constante debido a infecciones crónicas. En estos casos un audífono tradicional no es una alternativa.