Tiene sólo 20 años y hace unos meses comenzó a usar este dispositivo que, admite, le cambió la vida. Mientras continúa con su carrera de ingeniería, Lucas Adlerstein decidió compartir su historia y día a día con el Osia a través de su Instagram: @osia.cochlear.user
Vive en Buenos Aires y estudia ingeniería. A pesar de sus jóvenes 20 años, Lucas Adlerstein recorrió un largo camino. En 2016 le diagnosticaron otosclerosis bilateral, una enfermedad en uno de los huesos del oído medio que se empieza a «fijar» y, al fijarse, deja de vibrar y de conducir el sonido. Después de varios intentos y pruebas que no dieron resultado, se decidió por el sistema Osia, y todo cambió en su vida cotidiana.
Tan feliz se siente de volver a disfrutar de ruidos como la lluvia en el techo de teja, el abrir y cerrar la canilla, el microondas, las hojas secas de los árboles cuando uno las pisa que decidió contar su experiencia a través de la cuenta de Instagram @osia.cochlear.user. Y así describe el objetivo de su movida: “La idea es que los candidatos y la gente que no sabe si elegirlo o no, pueda tener mucha información y ver cómo impacta en la vida de otra persona el Osia que es sinónimo de escuchar mejor y a su vez de tener una mejor vida”.
Pero para llegar a este punto, tuvo que atravesar algunas tempestades.
“Mi audición fue empeorando con el tiempo. Así que me operé de esa enfermedad en 2016, tenía 15 años y la cirugía falló, así que perdí mucha audición, casi toda la audición del oído izquierdo. Me dijeron que pruebe audífonos pero no quise porque me daba vergüenza. Al final, por necesidad, elegí usar un intracanal, de esos que casi no se ven y van 100% dentro del conducto auditivo”, cuenta.
Al principio todo iba bien, hasta que el dispositivo dejó de ayudarlo y, el clic quedó marcado a fuego en la memoria de Lucas: “un viernes, en octubre de 2020, me junté con amigos y al otro día me levanté triste, con un nudo en el estómago, no podía dejar de llorar, estaba bastante deprimido y negativo pensando que no podía ser que a los 20 años ya no me alcance un audífono para escuchar”.
Siempre hay esperanza
Justamente, uno de esos amigos fue quien le dio ánimo y lo empujó a comenzar a consultar más especialistas, hacerse estudios y buscar un camino posible.
Con la experiencia positiva que le habían dado unos auriculares de conducción ósea que le habían regalado, pensó que esa podía ser la solución para su problema.
“Probé tres implantes de conducción ósea. El primero fue increíble. Cuando llegué al lugar, primero me taparon el oído derecho que sería mi oído `bueno´ y pude repetir cero de 25 palabras. Si, CERO. Cuando me pusieron el aparato de conducción ósea repetí 23 bien de 25, y obviamente mientras repetía no podía dejar de llorar y de recuperar la esperanza que había perdido”, relata Lucas todavía conmovido.
Luego de probar el sonido con el Baha 5 Power, se decidió por el Osia, que no se puede probar, porque se implanta para que funcione.
“Hoy en día ya soy OSIA-dependiente porque me cambió todo mi día a día, realmente el cambio es enorme y puedo disfrutar todo mucho más, sin dudas. Estudio ingeniería en sistemas en la Universidad Tecnológica Nacional y puedo escuchar las clases directo al MiniMic, un microfonito que lo convierte en auricular, es excelente. De hecho no puedo creer como escuché tan mal tantos años”, dice.
Disfrutando a pleno de esta nueva etapa en su vida, Lucas comparte una última reflexión.
“Con mi primer audífono elegí que se vea menos, ahora elegí que me ayude más. Lo importante es que tomes el tiempo necesario y hagas las pruebas necesarias, todo el tiempo y las veces que quieras y necesites. En mi caso la prueba fue muy notoria y positiva así que la decisión fue fácil”.
Con simpleza y sabiduría, finaliza diciendo a quien lo quiera escuchar que “así como hay que trabajar para poder vivir, algunos tenemos que operarnos para poder escuchar”.