Por qué es importante estudiar la audición del recién nacido antes de tener el alta del hospital o la maternidad. Detectar tempranamente cualquier disminución o alteración en la escucha permite actuar de inmediato y, así, asegurar la mejor calidad de vida para el o la pequeña.
Cuando nace un niño, se realizan muchos controles de salud, entre ellos, se testea, dentro de las primeras 72 horas del nacimiento, la salud auditiva. Es un derecho del bebé -en nuestro país es Ley- poder tener un primer estudio auditivo de tamizaje, que son las otoemisiones acústicas. Y recibir seguimiento por un equipo entrenado de otorrinolaringólogos y fonoaudiólogas, especialmente cuando el niño tiene riesgo de pérdida auditiva generada, por ejemplo, por bajo peso al nacer, prematurez, hiperbilirrubinemia, malformaciones craneofaciales, enfermedades infecciosas en el embarazo o en el periparto (herpes, citomegalovirus, sífilis, toxoplasmosis, HIV, Rubeola), haber recibido antibióticos ototóxicos como la gentamicina por cuadros infecciosos sépticos o por tener antecedentes familiares de hipoacusia.
La otoemisiones acústicas miden la indemnidad de las células ciliadas externas del oído interno. Es decir, “miden la actividad del oído interno, receptor del sonido y encargado de estimular el nervio auditivo, teniendo una especificidad alta cuando dan negativas en estos primeros días de nacido. Luego de este período, el niño puede tener cerumen en el oído externo o moco en el oído medio y pueden tener falsos negativos, por lo cual debe ser siempre examinado por un otorrinolaringólogo”, explica la Dra. Paula Ontivero, Jefa de Servicio de Otorrinolaringología del Sanatorio Güemes y Coordinadora de equipos de implantes auditivos de esa institución y del Hospital Naval Pedro Mallo.
Cómo seguir
Aquellos niños que no tengan otoemisiones positivas, deben ingresar en un sistema de seguimiento auditivo. Así, el médico tratante intentará determinar la audición del bebé con estudios adicionales, como los potenciales auditivos -que evalúan la actividad del oído interno y del nervio auditivo hasta la actividad cerebral-, imágenes como la resonancia magnética y lo que considere necesario para determinar si hay pérdida auditiva y si esta es leve, moderada, severa o profunda. Si es unilateral o bilateral.
¿Por qué es importante saber si el bebé escucha?
Porque, a través de la audición, el niño aprenderá el lenguaje y estimulará las áreas del cerebro correspondientes para un desarrollo adecuado.
Los primeros cinco años del niño, el cerebro está en constante transformación y crecimiento. Se trata de la edad de mayor plasticidad neural. Y así lo subraya la Dra. Ontivero, al afirmar que “si el bebé realmente no escucha, al detectarlo tempranamente, nos permite comenzar a estimularlo con diferentes estrategias según la pérdida auditiva. Ya sea con audífonos, audífonos de conducción ósea, implantes auditivos de oído medio o implantes cocleares o de tronco.
Desde hace 40 años la posibilidad de realizar implantes cocleares y devolver la audición en aquellos niños que nacieron sin audición ha sido uno de los grandes avances científicos de la humanidad. Estos dispositivos permiten a los usuarios optimizar su calidad de vida al lograr alcanzar una audición que les permitirá, en este caso al niño o niña, acceder a los sonidos del lenguaje para el aprendizaje del lenguaje oral.
Cuando llega la solución
En algunos casos, en ese primer examen físico, los especialistas advierten que el bebé tiene orejas pequeñas o ausentes o conductos auditivos disminuidos de tamaño o ausentes.
“Si es un solo oído tenemos que realizar el estudio de otoemisiones en el oído sano y realizar un potencial evocado para saber cómo es la transmisión del sonido de los dos oídos. Y en el caso que sean los dos oídos alterados, nos urge realizar rápidamente el estudio de potenciales y comenzar a estimular el oído con audífonos de conducción ósea (ya que no hay transmisión aérea por falta de conducto auditivo) que lleva el sonido por vibración al oído interno, colocando estos audífonos con vincha ósea, como son el sistema BAHA con vincha soft o, más adelante, implantes auditivos de conducción ósea como el sistema OSIA 2”, subraya la especialista.
Diferente son aquellos niños que tienen el sistema de oído externo o de oído medio normales, pero tienen pérdidas auditivas por alteración del oído interno. Estas pérdidas pueden ser leves o moderadas -para las que la primera opción es el equipamiento con audífonos convencionales- y severas o profundas -en las que la solución serán los implantes cocleares-.
En definitiva, es importante que los padres conozcan que es un derecho que sus hijos sean evaluados a las pocas horas de nacidos, para saber si escuchan correctamente y que tengan la posibilidad de realizar los estudios necesarios para constatar que la audición que tiene el niño es la adecuada para la adquisición del lenguaje. De no ser así, evaluar el diagnóstico y determinar el grado de pérdida auditiva para llegar al mejor tratamiento para la estimulación necesaria.
