Con 11 años, es la nueva campeona argentina de gimnasia artística en su categoría. Está implantada desde casi los dos, ama el deporte y la música.
Lara Pirolo llegó esa misma mañana de su viaje de egresados, a San Pedro, para presentarse en el torneo. Entusiasmada por mostrar lo que había practicado, dio todo, brilló y ganó. Orgullosa, subió al podio para recibir su medalla de campeona argentina de gimnasia artística en suelo en su categoría.
Desde Valentín Alsina, en la provincia de Buenos Aires, donde vive con su familia, Lara tuvo estimulación auditiva desde los cinco meses de vida, hizo terapia aditivo verbal. A los tres, había recibido el diagnóstico que determinó que sufre hipoacusia neural bilateral profunda. Usa implantes cocleares desde el año y nueve meses.
Fanática del deporte, practicó un año de gimnasia artística, a los seis, después patín -que no le gustó-, acrobacia en telas y este año pidió volver a gimnasia.
“Hace seis meses retomó en el club Estrella Blanca, de Lanús, muy cerquita de donde vivimos, en Valentín Alsina”, cuenta Patricia Acuña, su mamá, que la acompaña y apoya en cada emprendimiento.
Después de ganar dos competencias, entró en los nacionales, y, el pasado mes de octubre, clasificó en séptimo puesto entre todas las gimnastas. Finalmente, se convirtió en la nueva campeona argentina en suelo en su categoría del Torneo Nacional de Gimnasia Artística Femenina.
Cursa 6to. grado y llegó de su viaje de egresados en San Pedro directamente para competir, a las 10 de la mañana. «Llegó cansada, pero dio todo», se emociona Patricia, la mamá de Lara.
Pasatiempos
Como a todos los chicos de su edad, a Lara le encanta la música, en especial cuando toca su papá, Matías, con su banda de rock: «No se pierde ni un recital, le gusta mucho compartir su música», cuenta Patricia.
Fan de TikTok, hace muchos videos y maratonea para ver las temporadas de Stranger Things.
El club de sus amores es San Lorenzo y, aunque la escuela no le gusta mucho, se esmera para aprobar todas las materias.
«Es un orgullo para nosotros, como papás, todos los logros que tiene y cómo se supera día a día, nos emociona», dice Patricia, quien apoyó siempre a la pequeña y potenció su trabajo de rehabilitación, después de ser implantada, con estimulación constante en el hogar. Y sobre todo, mucho amor.