La escritora María Rosa Iglesias, usuaria de implante coclear, reflexiona sobre temas relacionados a la hipoacusia y nos invita a seguirla en sus redes sociales.
Para quienes leen asiduamente nuestro Newsletter, esta historia no les parecerá nueva, porque ya la compartimos en detalle. María Rosa Iglesias nació en Galicia, España, pero creció en Argentina. Implantada a los 63 años, hoy tiene 74, es autora de “Aurelia quiere oír” y, desde sus redes sociales, invita a quien quiera leerla a conocer más sobre sus vivencias y sus reflexiones.
Así, desde su Instagram María Rosa Iglesias_escritora y desde su Facebook, María Rosa Iglesias-Escritora, publica información que puede resultar útil para los lectores. Compartimos uno de sus posteos y los invitamos a seguirla:
No, oír no es lo mismo que escuchar. Entonces, ¿por qué algunas personas usan oír y escuchar como si fueran sinónimos?
Según el diccionario: Oír significa “percibir un sonido por el oído o lo que alguien dice”. Escuchar significa “poner atención o aplicar el oído para oír”.
Además de oír los sonidos que nos gustan (música, charlas, etc.) oímos los que no deseamos: gritos, insultos, chirridos. Porque oír no depende de nuestra voluntad sino del buen estado de nuestro aparato auditivo.
Lo que diferencia oír de escuchar es nuestra voluntad para oír algo que nos interesa. Escuchamos porque tenemos sano nuestro aparato auditivo y porque además, deseamos oír ese consejo, esa conferencia, ese informe, ese grito que nos llama.
Por eso, oye quien puede. Pero escucha quien puede y además, quiere, desea, presta atención y está dispuesto a oír ese consejo, esa charla, esa música, esa conferencia, ese grito de llamado.
No ver no es lo mismo que no mirar. Por eso nadie dice: “Está oscuro, no te miro bien”, sino que dice, “está oscuro, no te veo bien”.
En cambio es habitual el error de usar oír y escuchar como sinónimos exactos. “Hay mucho ruido, no te escucho”, se dice. Pero debe decirse: “Hay mucho ruido, no te oigo”. Porque si hay ruido, seguro que la persona se esfuerza, presta atención, escucha, pero no oye.
¿Confundir el significado de oír con escuchar contribuye a esa frase tremenda que se le dice a los hipoacúsicos: “tú oyes cuando quieres, cuando te conviene”?
¿Confundir el significado de oír con escuchar contribuye a invisibilizar y a subvalorar la discapacidad auditiva?
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